UN POQUITO DE MÍ

        ¿Y quién me iba a decir, hace no tanto, que iba a tener un blog? ¿Quién me iba a decir que un sábado por la tarde estaría escribiendo sobre mí? Yo, que siempre he evitado hablar de mi vida y eso que hablo mucho…

 Empezaré por la parte fácil. Me llamo Leticia y tengo 34 años. Quizá penséis que soy algo mayor pero, todo lo contrario, me siento joven y con más ganas que nunca de emprender este camino. 

 Vivo en un pueblo de Valladolid ubicado en la denominada zona “Tierra de Pinares”, pequeño y precioso, llamado Portillo. Os aconsejo que vengáis a visitarlo si no lo habéis hecho aún, estáis invitados. 

 Cuando empecé a estudiar todavía estaba implantada la EGB, aunque en segundo ya comenzó la ESO por lo que este ha sido mi modelo educativo. ¿Veis como no soy tan mayor?

 Estudié Arquitectura Técnica y seguidamente realicé el curso para tener el grado en Ingeniería de la Edificación (esto sí que me pilló bien). Y ¿por qué elegí esa carrera? Pues, sinceramente, no lo sé ni yo. Tenía claro que lo que me gustaba era la rama tecnológica y por ahí continué mi camino en bachillerato, pero no sé cómo llegué hasta ella. Lo que sí sé es que fueron unos años muy bonitos, aunque también los más duros de mi vida por diversos motivos. 

 Cuando terminé, en el año 2012, la construcción no estaba en un buen momento, por no decir que estaba en el peor. Después de buscar, buscar y buscar y no encontrar ningún trabajo relacionado con ello, tuve un periodo de enemistad con todos esos años pasados por lo que decidí poner punto a esa etapa y buscar trabajo en otros ámbitos, aunque ello me hiciera “aplazar” la ilusión que tenía de poder ser profesora. 

 No sé si fue un acierto o un error, pero durante esos años viví experiencias que me ayudaron a madurar, seleccionar y valorar muchas cosas, dejando atrás una época estudiantil y enfrentándome a situaciones que nunca pensé que fuera capaz. Eso sí, todos esos años me dejaron poco tiempo para poder retomar la idea que tenía en la cabeza ¿o realmente era yo la que estaba poniéndome esos límites? 

 Desde hace 5 años trabajo en la Oficina Técnica de una importante empresa ubicada en Valladolid. Comodidad, estabilidad, experiencia… Siempre con excusas para no salir de la zona de confort. Hasta que hace unos meses y tras volver a ver la vida con otros ojos, me di cuenta que nunca es tarde para hacer aquello que queremos hacer. Que nunca es tarde para volver. Que siempre hay que creer en nosotros, animarnos, apoyarnos… 

 Así que aquí estoy. ¿Con miedos? Claro que sí. Pero segura de ello, porque ojalá en un futuro pueda contar esta historia a mis alumnos y poder animar y motivar para que nunca, nunca dejen de aprender.  

 Agárrate que vienen curvas, pero no te olvides de disfrutar del viaje porque el destino no puede ser más bonito.