Tenemos claro que enseñar y aprender son
dos caras de una misma moneda. La formación implica utilizar recursos,
herramientas y métodos que agilizan, estimulan, facilitan y potencian el proceso
de enseñanza-aprendizaje, pero ¿son las metodologías educativas tradicionales
las más idóneas para conseguir estos objetivos educativos establecidos? Pues en
mi opinión es un NO rotundo.
No hay que negar que estas metodologías,
utilizadas de siempre, han dado, en muchísimos casos, resultados óptimos e
incluso excelentes, pero ¿Son "reales" esos resultados? ¿A qué se deben?
¿Cómo ha sido el camino de los alumnos y alumnas hasta llegar a ellos? No me
hace falta ir muy lejos para contestar a estas preguntas ya que, yo misma puedo
hacerlo. En mi caso puedo decir que la metodología empleada era una enseñanza
directa, donde el profesor o profesora exponía un tema a través de un libro de
texto o apuntes y tú de dedicabas a seguirlos o coger notas, dependiendo el
curso en el que estuvieras. Después ejercicios en casa, estudio memorístico,
examen escrito y notas... Imagino que no soy la única, ¿verdad? Pero al final, ¿Qué recordamos de todo aquello? Pues muy muy poquito. De lo que estoy segura que de lo que nos olvidamos son de las excursiones, debates, vídeos, etc. porque de esta manera
nos sentimos más motivados y prestamos más atención a lo explicado.
Pues bien, por suerte algo está cambiando
y esta metodología tradicional está dando paso a las metodologías innovadoras o
activas, en las que el alumnado es el centro del aprendizaje, siendo el profesor
como un compañero más, y promoviendo un aprendizaje más inclusivo y
participativo, a través de diferentes técnicas y recursos.
Ya lo demostró Edgar Dale en 1969
desarrollando un modelo de aprendizaje que hoy en día cobra más importancia, el
cual explica cuáles son los métodos más y menos efectivos para aprender,
representados por una pirámide de experiencias en cuya base están los más
eficaces y participativos:
Para
promover la atención del alumnado es imprescindible tenerlos motivados y eso
podemos conseguirlo de la siguiente manera:
- Aplicando los juegos en general y
la gamificación en
particular: aprender jugando es la mejor manera de hacerlo, y
esto aplica a cualquier etapa educativa. Se pueden introducir desde estrategias
de juego simples a competiciones en grupos, todo para fomentar la interacción y
la motivación.
- Promover el trabajo en equipo:
además de prepararles para su futuro profesional, el trabajo colaborativo es
muy valioso. Se les dará tiempo para intercambiar opiniones, y así se sentirán
más capaces, después de exponer sus ideas en un grupo pequeño, a hacerlo
delante de toda la clase.
- Emplear la tecnología: las
nuevas generaciones las manejan con total naturalidad y la tiene integrada en
su vida cotidiana. Las herramientas digitales son muy útiles para despertar su
interés y animarles a participar.
- Trabajar por proyectos: Con
esta metodología activa se pone en el centro los intereses de los estudiantes.
También permite proponerles temáticas atractivas sobre las que desarrollar el
trabajo. Además, implicará hacerlo colaborativamente, por lo que mejorarán sus
habilidades sociales, así como la cohesión del grupo y la integración en el
mismo de cada uno de ellos.
Del resultado de este tipo nos encontramos
con muchas nuevas metodologías como son las siguientes y, para dar ejemplo, os
dejo un link de cada una de ellas para que, si queréis conocerlas más a fondo, podáis hacerlo
a través de videos explicativos que son mucho más entretenidos, lo que hará que prestéis más atención: 😛
Cabe decir que estos métodos no son solo motivadores para los alumnos y alumnas sino también para los profesores y profesoras ya que es también para ellos y ellas algo innovador, donde a la vez que enseñan también van a aprender, haciendo un aprendizaje cooperativo, renovando métodos y saliendo de una rutina "aburrida", viendo como sus clases son más participativas, amenas y fructíferas.
Creo que es evidente que es hora de reinventarse y dar una vuelta a unos procesos obsoletos, por lo que estos métodos han venido para quedarse aunque todavía queda muchos camino que recorrer... Yo, desde luego, tengo claro qué tipo de profesora quiero ser ¿Y tú?
Hola Leticia! me ha parecido una entrada muy interesante. Gracias por los enlaces, seguro que me sirven en un futuro. Comparto contigo la idea de que tenemos que reinventarnos continuamente, de otra forma, todo sería mucho más aburrido para nosotras y ellos! ¿De las metodologías que has expuesto, cuál sería tu favorita?
ResponderEliminarNos vemos en clase!
¡Hola, Irene! Sinceramente creo que hay muchas metodologías que son más complicadas de llevar a cabo todavía pero otras, como la gamificación es una forma muy amplia, variada y sencilla de implementar en las clases para motivar a los alumnos, prestar más atención y fomentar su desarrollo personal.
Eliminar¡Gracias por tu pregunta!
Nunca es tarde. Quizas hayas descubierto tu verdadera vocación.
EliminarGracias Leticia por esta aportación tan cuidada, la información que transmites y la que dejas a nuestro alcance en los enlaces.
ResponderEliminarEn la descripción de metodologías que has explicado, me falta algo de lo que no hemos hablado todavía, ni siquiera en clase, que podría emplearse de forma transversal en todas ellas: el humor.
No me refiero a que cada día el profesor entre en clase contando un chiste, me refiero a que sería interesante, de cara a fomentar y mantener el interés y la motivación del alumno por la asignatura, incluir durante el desarrollo de la clase, alguna pincelada de humor ingenioso, nunca de mal gusto ni ofensivo y en dosis muy pequeñas, de tal manera que, sin llegar a ser cargantes, seamos capaces de despertar esa chispa de interés y de atención, pudiendo además, llegar a fomentar su ingenio y agilidad mental para entender la gracia en cuestión o incluso generarla.
Evidentemente, no se le puede pedir eso a todo el profesorado, porque no todos los profesores tienen esa capacidad, pero aquellos que la tengan, sería interesante que la pudieran explotar.
Ciertamente, no me imagino a Leo Harlem dando una clase de matemáticas, pero una de historia podría ser bestial.
¡Hola, Benito! ¡Me encanta tu propuesta! Yo, que soy de risa fácil y creo en la risa y el humor como terapia personal y como forma de vida, no me puede gustar más tu idea. Por supuesto que siempre haciendo referencia a un humor sano para fomentar el aprendizaje, la memoria, la atención... ¿Quién no recuerda un buen chiste, un momento divertido o una actividad que le hizo reír? Lo daré una vuelta para alguna futura práctica que, quizá, podamos compartir en la especialidad. Muchas gracias por tu comentario y por tu propuesta, hablaremos de ello cuando nos veamos.
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